miércoles, 8 de julio de 2009

Aquella tarde de Junio

A finales de Junio de hace algunos años nos encontramos una tarde, cómo no recordar aquella escena en el metro, la observaba y la observaba buscando algún pretexto para abordarla y nada se me ocurría.

Ahí estaba ella con esa presencia tan fuerte y con unas caderas tan propias, que sin duda alguna harían colgar hasta el más fiel hábito, entonces yo como buen observador noté aquel brillo casi inadvertido, producido por unas diminutas gotas de agua natural que levemente brotaban de su frente y que me hicieron vestir de valiente para ofrecerle unas servilletas de papel -que casualmente andaban deambulando por el bolsillo de mi camisa como esperando ese preciso momento- éstas además de satisfacer la necesidad casi imperceptible de eliminar esos pequeños detalles estéticos de su rostro-pero que caderas tan fuertes, pero que presencia tan propia- lograron extraer de su cara una inolvidable sonrisa que se ha fijado en mis recuerdos como a un cuerpo virgen de cicatrices un tatuaje.

Quizás decir que mi osado gesto logró su objetivo visible sería como simplificar tal proeza, porque esa sonrisa tan propia y fuerte había invadido ese silencio que se había creado entre nosotros dentro de tanto ruido existente, -muchas gracias, muy amable, dijo ella- y por un momento me había olvidado de que desde hace unos años ya, sufría yo de una afasia severa fruto de un golpe en la cabeza que me había trastornado el habla, e intente responderle pero me fue imposible, y ella actuaba como a la espera de alguna palabra que condujera a la introducción de algún tema, y yo aunque lleno de palabras seguía vacío de sonidos, entonces, aquél silencio dentro del ruidoso ambiente fue disminuyendo y al mismo tiempo notaba como su sonrisa ya no era tan fuerte y se desvanecía lentamente, entonces el metro se detuvo, era precisamente su parada, y mientras más se alejaba ella el ruido se hacía tan fuerte y tan fuerte que produjo en mí un silencio eterno.

Desde aquella tarde abordo siempre el metro a la misma hora esperando algún día poder disfrutar de nuevo de ese inolvidable encuentro o quizás por lo menos...... recuperar mi sentido auditivo.